Inicialmente en Chile, los trompos se hacían de madera de espino con el
fin de que fueran muy resistentes para soportar los “quiños” o golpes que
reciben de sus adversarios. Hoy se han masificado y su fabricación se hace con
diferentes tipos de maderas y también se les ve de múltiples colores.
La idea es que el resto intente pegarle a ese trompo. Cuando el trompo termina de girar tiene que quedar fuera del círculo, uno no lo puede sacar. Debe salir sólo con los golpes o choques de los otros. En ese momento puede empezar a participar. Si el trompo bailando sale del círculo se puede tomar con la mano, donde debe seguir bailando. Luego se lanza sobre los otros trompos. El juego no tiene fin.
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